A partir de un crimen a sangre fría, hacemos una disección de un tema terrible en el corazón humano: la crueldad gratuita y el enfrentamientos de un individuo con su conciencia criminal. En un diálogo con Crimen y castigo de Dostoyevski, nuestra Siberia explora el laberinto de la conciencia, el absurdo intrínseco de la violencia y la crueldad  humanas, y el insospechado enigma de la culpa, el castigo, la redención y la transformación interior. Escrito en clave de odisea o sueño interior, Siberia nos narra un viaje de descenso a las entrañas del crimen, un viaje que tal vez nos recuerde una de nuestras peores pesadillas si éstas pudieran ser, como intuye Borges, una manera de vislumbrar el infierno. Al cabo, se sale del inframundo por la misma puerta por la que se entra: la conciencia. Escrito en clave de odisea, narramos un viaje a las entrañas del crimen en esta ciudad, ciudad irreal, infinita, que desafortunadamente nos ha habituado  a su violencia cotidiana. Desde nuestro inclemente Distrito Federal se entra a Siberia a través de un anuncio de vodka con un paisaje ártico. Tras el umbral, la realidad adquiere tintes extraños y sorprendentes.

Notas críticas

Esther Seligson: “Siberia, una puesta en escena impecable”
Olga Harmony: “Siberia”