Los asesinos
David Olguín
Reparto
Antonio Zúñiga
Gilberto Barraza
Laura Almela
Sandra Rosales
Saidh Torres
Rodolfo Guerrero
Gustavo Linares
Raúl Espinoza Faessel
Escenografía e iluminación
Gabriel Pascal
Diseño sonoro
Rodrigo Espinoza
Vestuario
Sergio Ruiz
Coreografía
Rafael Rosales
Asistente de dirección y traspunte
Daniel Alberto Victoria
Producción ejecutiva y asistente de escenografía y vestuario
Margarita Lozano
Diseño gráfico
Pablo Moya
Fotografía
Patricia Ortiz
Realización de escenografía
Miguel Ángel Páez, Arturo Frías González y Celso Martínez Flores
Realización de vestuario
Cony Salles y Alfonso Limón
Atrezzo de árbol
Gilberto Barraza
Producción ejecutiva
El Milagro y Carretera 45 Teatro A.C.
Planta técnica
Miguel Ángel Páez
Arturo Frías González
Celso Martínez Flores
Los asesinos es una coproducción de El Milagro y Carretera 45 Teatro A. C.(antes Alborde), un grupo nacido en Ciudad Juárez, Chihuahua. Nos unió la necesidad de hablar sobre el presente mexicano y así abismarnos en un puñado de mentalidades salvajes, una clica de esas que ahora mismo ofrecen el paisaje más siniestro que México conozca en términos de la gratuidad del crimen.
Conocedores de todo tipo tratan de explicar la imparable estadística mortuoria y los porqués de esta guerra que nos convirtió en rehenes. Pero al abismarnos en una fosa común, hay un más allá que rebasa la explicación racional y los condicionantes sociales y económicos de la sicariada.
Los asesinos son hombres muertos. Absurdo y fugacidad los cercan. Y viven, sueñan, ríen y se enamoran, y matan a sangre fría, y algunos tienen el despiadado humor carroñero de las mentes oscuras. La desproporción entre la cada vez más frecuente gratuidad de sus crímenes y el infinito dolor que causan, es uno de los grandes enigmas del comportamiento humano, y un desafortunado encuentro entre el fondo oscuro del corazón y las condiciones que imperan en nuestra sociedad.
Esta es una obra sobre gente obtusa. Esa estrechez, fruto de la ignorancia, parece un ingrediente importante en el caldo de cultivo de la violencia. Y si bien el chacal fascina, por otra parte es un mal sueño que ahora está cargado de normalidad y acaso esta habituación al crimen sea lo verdaderamente monstruoso en nuestros días.
Detrás de la mano que acciona el gatillo hay un sinfín de complicidades, doble moral y hasta la posible limpia, fuera de la ley, de los indeseables que, en efecto, eso son. Lamentablemente un sol negro nos ilumina. Los asesinos abre la puerta de un tema delicado y polémico, sin duda, pero quisimos correr el riesgo y hablar sobre esta lenta masacre que ya dura un lustro. Esta noche, nuevamente intentaremos pulsar la verdad humana de esas criaturas que ya no acechan en la oscuridad, sino a plena luz del día en un país que espanta, un país donde víctimas y victimarios dejaron de mirarse a la cara con asombro.
David Olguín
Notas críticas