En la cuna de Raúl, las hadas madrinas se asomaron. La primera se llamó Betty, su mamá, costurera con dedos mágicos, que le transmite el amor del vestua- rio y lo cria como a una muñeca. A Raúl lo seduce lo lejano, pues la costura es sinónimo de Paris (Ah.. Monsieur Dior)

Al llegar a Paris aparece la segunda hada madrina bajo el rostro de otro Raúl en exilio, más conocido como Copi. Poco tiempo después se convierte en ves- tidora en la Opera de Paris donde conoce a la tercera hada madrina: Rudolf Noureev.

Mas tarde, lejos de los estucados en oro de la Opéra Garnier, lo encontramos en el Teatro Gérard Philippe donde lo espera la cuarta hada madrina, que lo hace pasar de la obscuridad de las bambalinas a la luces de la rampa. En Saint Denis, donde las reinas de Fran- cia eran coronadas, Raúl se conviertirá en una rei- na, con peluca y cantando en vestidos de gala. Pues aquel muchachito de El Salvador siempre soñó con tener “tetas”. Y finalmente cuando las obtuvo ya no las quizo. Ya que Raúl siempre se buscó así mismo y siempre se encontró.

Aprendió el idioma de Molière memorizando todo el teatro de Molière.
Esta noche quizás nos recitará «El Misántropo»… De la mano de la quinta hada madrina, encargada de dirigirlo en escena e iluminarlo. Marcial Di Fonzo Bo, quien conoce a Raúl desde hace varios años. Desde entonces se han dado cita sobre los escenarios.

Soy una actriz francesa y soy feliz
La musica en las palabras. Ah, la musica en las palabras!
La belleza del lenguaje. Estoy enamorado de la belleza del lenguaje Fui atrapado por la lengua francesa y
comenzaba a olvidar la de mi infancia
Hasta que de pronto un día, senti un gran dolor
en el vientre. Corro a las urgencias
Crisis de angustia
Y pensé « Raúl añoras tu tierra »
Por teléfono mi mamá siempre me decía
“regresa, regresa, te lo suplico”

En sueños volvi a ver los acantilados
blancos, la arena negra de mi país
Llegaba incluso a sentir el olor de las fábricas de aceite de coco

Entonces, salto al primer avión
En el aeropuerto à mi llegada, una viejecita vendia pupusas. Son unas tortillas de maíz

Todo me pareció extraño. Un gran placer extraño. Volver ver a mi familia
Los encontré pequeñitos y muy viejos Algo muy fuerte

Y mi mamá que me decía “Cuenta cuenta” y yo lloraba y lloraba

Cuando tenia unos doce años mi mamá me confeccionó
un vestidito en organza para la fiesta de la Virgen
La organza es una muselina de seda muy muy resistente,
Pero como ya les he dicho mi mamá tenia dedos de hada
Y de pronto me lo muestra. El vestido. Lo habia cubierto de naftalina. El vestido apestaba de naftalina. Y mi mama gritaba “El vestidito en organza el vestidito en organza”

« Retrato de Raúl » Philippe Minyana